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LA PENA DE MUERTE: UN ACTO CONTRA
EL DERECHO A LA VIDA
La primera pregunta que cabe hacerse al hablar de la pena de muerte es, ¿está
legitimado el estado para acabar con la vida de una persona?.
La muerte no es un acto de legítima defensa del Estado o una Nación,
es dar muerte de manera premeditada a un preso que podría ser castigado con
otros métodos menos gravosos. La pena de muerte supone una grave violación
de los Derechos Humanos. (DD.HH.). Los estados que la imponen justifican la pena
de muerte para determinados delitos, pero ¿quién decide si es lícito
y en que casos torturar, maltratar…?. Los Derechos Humanos son inalienables y no
puede privarse de ellos a nadie, ni siquiera a los criminales que han cometido los
crímenes más atroces.
Para justificar la anterior afirmación repasemos algunos de los argumentos
que se suelen utilizar a favor de la aplicación de la pena capital:
- Disuasión: “así otros no cometerán el mismo delito”. La realidad
es que los delitos no se calculan racionalmente, pensando en sus consecuencias sino
que el factor emocional juega el papel principal. Muchos delincuentes cometen los
delitos bajo el efecto de drogas o el alcohol, en momentos de inestabilidad emocional,
o padecen enfermedades mentales. La mayoría no se plantea que pueden ser condenados
a pena de muerte. Por otro lado los estados abolicionistas, no han detectado un aumento
de los delitos desde que eliminaron la pena de muerte. Los índices de delincuencia
suelen variar en relación con otro tipo de aspectos (tensión política,
económica, etc.)
- Impedir la reincidencia: evidentemente un delincuente ejecutado nunca volverá
a delinquir pero lo cierto es que nunca se puede saber si volvería a hacerlo,
no hay pruebas y no valen suposiciones. Todo delincuente puede ser recuperado para
vivir en sociedad y si no es así existen otras opciones (centros de internamiento
perpetuo).
- Retribución (castigo justo): ”el que la hace la paga”. Es imposible calificar
la pena de muerte como castigo justo. La aplicación de esta pena dependiendo
de los delitos, los prejuicios que existen o los errores humanos, hacen imposible
calificarla de justa.
- La pena de muerte y la violencia política: mucha gente piensa que la pena
de muerte disminuye la violencia política. No es cierto. Este tipo de delincuentes
actúa por motivos ideológicos y son capaces de hacer cualquier “sacrificio”
por su causa, aceptan los riesgos, y la pena de muerte no es disuasoria para ellos.
- Coste económico: aunque resulta bastante vergonzoso utilizar un argumento
como el económico cuando se está hablando de vidas humanas, ni siquiera
es cierto que la pena de muerte resulte más económica para el Estado
que mantener a alguien en prisión durante toda su vida. La realidad es al
contrario: una ejecución (de las calificadas como menos “gravosas” para sus
defensores) es el doble de cara que mantener al reo en prisión.
Destacar un argumento en contra de la pena de muerte, la discriminación. Se
aplica con mayor frecuencia a pobres y minorías étnicas en aquellos
países que la imponen. El poder adquisitivo de un acusado determina el tipo
de abogado que tendrá y con ello, en gran medida, el resultado del juicio.
Existen más posibilidades de ser condenado a pena de muerte si la víctima
pertenece a un sector favorecido de la sociedad y el presunto delincuente no.
Por si todos los argumentos no fueran suficientes los datos que aporta Amnistía
Internacional sobre la Pena de Muerte son los siguientes:
China es el país donde se llevan a cabo casi el 80 por ciento de todas las
ejecuciones: en 2005 fueron ejecutadas al menos 1.770, aunque otras fuentes elevan
la cifra a 8.000. Amnistía Internacional no tiene cifras de ejecuciones en
2006. En ese país una persona puede ser condenada y ejecutada hasta por 68
delitos, incluidos delitos no violentos como fraude fiscal, malversación de
fondos y delitos de drogas. Es preocupante que China siga liderando la lista de países
que aplican la pena de muerte, cuando ya ha comenzado la cuenta atrás para
los Juegos Olímpicos de 2008 en Pekín.
El 31 de octubre de 2006 se produjo una buena noticia al ser aprobada una enmienda
legislativa que faculta al Tribunal Supremo Popular a revisar todas las condenas
a muerte dictadas en China. Amnistía Internacional considera que es un paso
positivo ya que puede traducirse en una reducción del número de ejecuciones,
pero la organización insta a las autoridades chinas a abolir la pena capital
totalmente.
Irán se ha convertido en el principal ejecutor de menores. Este año
ha ejecutado al menos a uno y en 2005 aplicó la pena capital a ocho menores.
Además, todo apunta a que en 2006 Irán ha reanudado las ejecuciones
por lapidación.
Pakistán también ha ejecutado en 2006 al menos a un menor. Es preocupante
que en lo que va de año haya ejecutado a al menos 70 personas, 60 de ellas
sólo en la provincia de Punjab.
En Estados Unidos han muerto ejecutadas en 2006 al menos 43 personas; en 2005 fueron
60 las personas ejecutadas. Este país sigue condenando y ejecutando a personas
con graves enfermedades mentales.
Los métodos más utilizados en los más de ochenta países
que aún aplican la pena de muerte son:
- Ahorcamiento: es uno de los métodos más extendidos. Se lleva a cabo
con frecuencia en países como Irán , Libia.
- Fusilamiento: Es junto con el anterior, el más extendido. Se reserva con
frecuencia a delitos en tiempo de guerra o para condenas dictadas por tribunales.
- Electrocución: en EE.UU. se instauró por “ser más humana que
la horca”. La preparación del condenado es lenta, los órganos internos
se queman por la descarga eléctrica, la muerte se produce por paro cardíaco
y parálisis respiratoria. No es en absoluto humana ni rápida.
- Inyección letal: se practica en EE.UU. Se inyecta por vía intravenosa
y de manera continua una cantidad letal de un barbitúrico de acción
rápida combinado con un producto químico paralizante. Esto produce
la perdida de conocimiento, después la paralización de la respiración
y el paro cardiaco. Contra lo que puede parecer y lo que crea mucha gente, no es
un método más humano, insertar la aguja para la inyección no
es sencillo y a veces requiere una pequeña intervención quirúrgica,
el cálculo de la mezcla debe ser muy preciso o la muerte será lenta
y dolorosa.
- Ejecución por gas: en una cámara hermética el condenado es
amarrado a una silla y se le envenena liberando gas cianuro mientras respira. La
muerte se produce por asfixia y de manera lenta porque muchas veces los condenados
intentan aguantar la respiración o, aunque estén inconscientes, los
órganos vitales pueden seguir funcionando durante varios minutos.
- Decapitación: Se lleva a cabo en países como Arabia Saudita, Emiratos
Árabes, etc. Se sabe con certeza que en muchas ocasiones son necesarios varios
golpes para separar la cabeza del tronco del condenado.
En EE.UU., Bangladesh o Pakistán se ejecuta a menores de edad, igualmente
se ejecuta a mayores de 70 años en el momento de cometer el delito. En EE.UU.
es una práctica bastante habitual la ejecución de incapacitados mentales
o que presentan graves problemas por la falta de acuerdo en los diagnósticos.
La pena de muerte se aplica como instrumento de represión política,
se utilizar contra opositores políticos, por huelgas o reivindicaciones, al
comenzar un régimen dictatorial.
Concluir con un mensaje de esperanza
el trabajo de organizaciones como Amnistía Internacional y otras contrarias
a la aplicación de la pena capital ha dado como resultado que la tendencia
en el mundo sea la disminución de países que mantienen en su legislación
la aplicación de la Pena de Muerte. Se va comprendiendo que cada ser humano
es único e irrepetible, ninguna persona o estado puede terminar con ningún
individuo, por execrables que sean sus crímenes, una sociedad civilizada debe
exigir responsabilidades no imitar al asesino. |
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